En
el libro "EI mundo de las coincidencias", su autor -un
médico argentino-, define la coincidencia como todo aquello
que sucede con un propósito; en tanto que el psiquiatra
estadounidense Bernie Siegel considera que "Las coincidencias no son
más que los medios que Dios usa para permanecer
anónimo", mismas que Jung hizo depender de la cronicidad.
Citados así para tratar de explicar mi presencia hoy y aqui,
en esta conferencia, como una más de esas tantas
coincidencias, pues mientras mi amigo Knut Rauchfuss me buscaba para
invitarme, yo ya estaba en camino hacia Europa, atendiendo otros
compromisos.
De acuerdo a la norma latina "Dura
lex sed lex", que traducimos en español como "La ley es
dura, pero es la ley", podriamos interpretar que la ley se aplica a
cualquiera en cualquier caso y circunstancia, sin distinción
ni discriminación alguna, bajo el supuesto de que todos
somos iguales ante la ley.
Con normas como la
citada, el Estado nos educa para ser sumisos en todo, porque de eso
depende la ley y el orden tan caros al sistema de dominación
autoritaria, tan propia del Estado moderno. Cada ley emitida, no
siempre con el debido respeto al contrato social, nos dice que es
delito cualquier acción cometida voluntariamente en contra
de sus disposiciones legales, y que, por tanto, todo delito se castiga
con su respectiva pena, independientemente de la raza,
condición social, género o sexo; por el supuesto
principio de la igualdad de todos ante su majestad la Ley.
Prima
facie, esta norma suena muy bien, pero en la práctica la
cosa cambia cuando la ley es aplicada con el doble estándar
de "la ley para mis enemigos y para mis amigos la tolerancia o
aquiescencia, la permisividad y hasta la impunidad". De modo que la
justicia al igual que otros derechos no es un derecho igual todos, sino
más bien un privilegio para algunos, y mejor aplicada a los
bienes y a las riquezas que a la persona humanana y a bienes bienes
juridicos.
Por las razones anteriormente
apuntadas es que cuando visitamos cualquier cárcel, vemos el
rostro de la pobreza y de la exclusión en casi todos los
privados de libertad, sin sentencia o sentenciados. Vemos, cuando el
sistema no nos ha cegado, que la mayoría tienen edades
dentro de la Población Económicamente Activa
(PEA), pero que nadan en la nada de la nada, en las angustiosas aguas
del desempleo y que muchas mujeres han sido inducidas al delito por su
propia relación de pareja, y que muchos de los actos
punibles por los cuales son juzgados son el resultado de la violencia
propiciada por el alcoholismo y la drogas cuya
comercialización son uns fuente más de
enrriquecimiento ilícito. Alli casi nunca vemos ricos ni
autores de violaciones a los derechos humanos, sea por
acción directa o indirecta o por omisión, por lo
cual crece más y más el sentimiento popular de
que la justicia es una serpiente que sólo muerde al pie
descalzo. De modo que la exclusión también
funciona en en el sistema de justicia, y cualquier forma de desigualdad
en esta materia que resulta en la punición de los pobres y
en la impunidad de los ricos y de los poderosos. Un sistema
definitivamente insalubre para la mayoría.
Uno
de los desafíos en la procuración de justicia en
contra de los violadores de los derechos humanos, es la verdad que
debemos tener sobre cada uno de los hechos juzgables, un
desafío de alto riesgo desde el principio hasta el final de
cualquier investigación sobre las violaciones y sus autores
directos e indirectos o intelectuales.
Conforme
se conoce la verdad entran en juego los tres principios del maestro
Buda: ¿Es verdad? ¿Es necesario decirla?
¿Qué bien hago al decirla?
La
procuración de justicia pone a prueba todo el sistema, sobre
todo el subsistema de la justicia penal, y desafía nuestra
capacidad para indagar e investigar sobre la verdad de los hechos en
cada violación denunciada públicamente o en las
instancias judiciales competentes.
Hoy decimos
que tanto el respeto como la restitución de cada derecho
violentado es exigible, y en esa senda nos guiaron los
mártires históricos de los derechos humanos en
Centro América. Su sacrificio es el testimonio permanente de
su fe, cuando el simple hecho de la verdad de algunos hechos los
Ilevó a exigir justicia, y con ello al sacrificio de sus
vidas ejemplares:
Ese es el testimonio de la
muerte fisica de monseñor Oscar Arnulfo Romero, sacrificado
en EI Salvador, inmolado en el propio altar desde donde su palabra
ofendió a los asesinos de su pueblo, cuando dijo: "OS RUEGO;
OS EXIJO NO MATAR...". Y en ese mismo altar recibió en su
propio corazón la bala asesina que le disparó un
campeón de tiro al blanco, que gozó de la
impunidadad.
O el asesinato de
monseñor Juan Gerardi en Guatemala, inmediatamente
después de darle a su pueblo su Recuperación de
la Memoria Histórica (REHMI); revelando la verdad de muchos
de los innumerables crimenes contra los derechos humanos de tantas
víctimas; crimenes cometidos por los militares en ese pais
de mottu propio o cumpliendo órdenes de sus patrones
politicos; luego, durante el juzgamiento de los autores directos de su
asesinato, por lo menos tres de los fiscales acusadores tuvieron que
escapar de la muerte mediante su exilio.
Y
más recientemente el asesinato de los seis jesuitas de la
Universidad Centroamericana (UCA), también en EI Salvador,
que nos dejó la lección de la diferencia que hizo
la investigación independiente de los abogados de la
Comisión Internacional de Juristas, develando la verdad
encubierta por los mecanismos oficiales. Una lección que ya
se nos habia dado en la investigación independiente del
doble asesinato Letelier-Moffit, en Washington, como parte de la
Operación Condor, propiedad intelectual y material de las
tiranias del cono Sur, conjuntadas en un proyecto transnacional del
terrorismo de Estado, .
Afortunadamente el
hambre y la necesidad de justicia sobreviven a cualquier peligro y
amenaza, y en prueba de ello la Procuraduría de Derechos
humanos de Guatemala acaba de incautar uno de los archivos de los
cuerpos represivos, en cuyos millones de folios se encientra la verdad
de ciertos hechos, que abre la esperanza para someter a la justicia a
los posibles rsponsables.
Otro ejemplo de
cómo debemos practicar una de las cinco virtudes de
Confucio, la de ser diligentes con ingenio para obtener resultados, es
la famosa descodificación de los documentos secretos del
gobierno de los Estados Unidos de América,
después de transcurridos diez años sobre hechos
acontecidos en nuestros países, casi siempre con su
autoría intelectual y hasta complicidad. Hasta ahora todos
los documentos que se nos entregaban estaban bloqueados con un borrador
negro, que los hacia practicamente ilegibles.
Sin
embargo, el reciente libro The Chavez Code, de una periodista y abogada
estadounidense, es un libre histórico que nos da la verdad
sobre el último golpe de Estado en contra de Hugo
Chávez en la República Bolivariana de Venezuela,
precisamente en documentos que su autora obtuvo sin borrones de ninguna
especie.- De modo que debemos intentar de nuevo para obtener los
documentos ilegibles que ya se nos han dado.
Con
frecuencia la búsqueda de justicia para juzgar a los
violadores de los derechos humanos es como buscar una aguja en un
pajar, si consideramos que los violadores de los derechos humanos
tienen todo el poder para encubrir sus crímenes,
que antes de que la justicia les alcance siempre tienen un refugio en
el mismo país extranjero al cual sirven tan devotamente.
De
modo que en la procuración de la justicia debemos
también conocer los mecanismos de la extradición,
para repatriar a nuestros culpables, o de la aplicación de
la responsabilidad por sus crimenes de lesa humanidad cuando visiten
ciertos paises, como es el caso de Pinochet en el Reino Unido o los
casos juzgados por el juez Garzón de España.
EI
derecho a la información es fundamental en la
procuración de justicia, especificamente en la lucha contra
la impunidad, porque en esta procuración se nos exige la
verdad documentada, misma que es garantizada por la Ley de
Hábeas Data que posibilta el derecho a la
información a todos los ciudadanos que la requieran.
Panamá ya la tiene. En Honduras el Comisionado puede
obtenerla de cualquier funcionario público, civil o militar,
en suntos de interés público.
La
falta de independencia de los jueces y magistrados y de todo el sistema
judicial, nos ha hecho perder los juicios en la instancia nacional, en
contra de un posible responsable de una ejecución
extrajudicial y en contra de uno de los asesinos del mártir
hondureño por los derechos humanos, Miguel Angel
Pavón Salazar, profesor técnico formado
aquí en Alemania.
Hoy estamos
enfrentados en un juicio contencioso administrativo con el Poder
Ejecutivo, contendiendo como inconstitucional una Comisión
Interinstitucional integrada por ese poder para defender al Estado de
las acusaciones por violaciones a los derechos humanos, porque
practicamente tiene las mismas facultades y atribuciones del
Comisionado Nacional.
La lucha contra la
impunidad pone a prueba nuestras reservas éticas y
espirituales, por ello comparto con ustedes esa oración que
mi esposa me ha colocadó en la salida del hogar, que leo
cada mañana antes de partir: "Señor dame valor
parra cambiar las cosas que puedo cambiar. Paciencia para aceptar las
cosas que no puedo cambiar. Y sabiduria para conocer la diferencia."
(15 DE OCTUBRE DEL 2005, BOCHUM)